
Naranjo Beltrán da a conocer en las siguientes líneas la iconografía de
la obra que ya anuncia el día grande de los congregantes de Mena.
Iconografía del cartel de la Coronación Canónica de Nuestra Señora de la
Soledad
Por Francisco Naranjo Beltrán

El motivo central, como no podría ser de otra forma, es la bellísima
efigie de Nuestra Señora de la Soledad en el momento mismo de su Coronación.
Entronizada, sentada en un fastuoso trono de oro, símbolo verdadero de su majestad.
Este estrado se eleva sobre un escabel conformado por varios peldaños donde quedan
grabadas las letras que anuncian la efeméride. El asiento se encuentra
flanqueado por dos leones de oro. El león, mamífero felino, es uno de los
animales más representados en las artes a lo largo de la historia. Es un icono presente
en todas las culturas, portador de valores como el poder, la realeza o la
dignidad, adoptado indistintamente en contextos seculares y religiosos.
El león es uno de los animales guardianes por excelencia. La forma
leonina es también un recurso constante en la simbología política y la
emblemática guerrera. Complementa la imagen del poder y la magnanimidad regia.
En este caso los leones representados son directamente traídos de aquellos
esculpidos en piedra que guardan las escalinatas de la fachada principal de
nuestra Catedral malacitana.
María, ocupa su asiento en este trono de gloria, apareciendo sentada y cubriendo
púdicamente su regazo y sus piernas con el mismo manto que protege sus
hombros. Descansa uno de sus pies
descalzos sobre un cojín, al mismo tiempo que pisa una rosa blanca. Flor que,
como su Gracia Virginal sobre los creyentes, se derrama por la escala que eleva su solio. La rosa, como símbolo, tiene su origen en la
mitología clásica. Según una versión del mito, la rosa fue creada por afrodita
que mientras nacía de la espuma del mar habría querido poner a prueba su poder queriendo
crear algo igual de bello que ella, de su seno nació una rosa blanca que se
convertiría a partir de entonces en su flor sagrada. Como con otros tantos
símbolos mitológicos, éste también fue asimilado por la tradición cristiana. La rosa constituye, en general, la más
universal y arquetípica de las flores, la más nombrada y anhelada. En
occidente, a la rosa se le atribuyen virtudes de carácter místico y se la tiene
por símbolo de amor y bienestar. Según la tradición cristiana, la rosa blanca
representa los misterios gozosos de la Virgen, a quien en las letanías se la
denomina Rosa Mística.
En su ajuar de coronación, La Soledad se nos presenta ceñida con el fajín
de de Almirante de la Armada Española, ratificándose así en la pintura, su
estrecha vinculación secular desde la milagrosa salvación de los náufragos en 1756.
Con la intención de apostillar el sentido salvífico de la efigie de la soledad,
su figura se convierte en el principal foco luminoso del cartel, un brillante
faro que guía a buen puerto a los galeones que buscan llegar a tierra desde un
mar en calma, en una noche clara,
iluminada por un cielo estrellado donde las constelaciones se disponen, como
suelen en las noches del mes de junio en el hemisferio norte. Ese deseado mes
de junio donde LA SOLEDAD será coronada canónicamente. Este mensaje con el que la Virgen se nos
presenta como guía y norte en la mar, se ratifica con el texto grabado en el respaldar del trono, un definitivo
STELLA MARIS, estrella de los mares.

Texto y fotos:Francisco Naranjo Beltrán
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