
De esta forma, asciende a los
altares el que fuera el sucesor San Josemaría Escrivá de Balaguer. El niño
chileno José Ignacio Ureta, llevó hasta el
altar, en compañía de sus padres, la reliquia del nuevo beato, su curación
inexplicable permitió al Papa Francisco en julio de 2013 firmar el decreto del
milagro para permitir de esa forma su beatificación.
Fuente y foto: alvarodelportillo.org
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