Hace tan solo unas semanas, era cuando celebrábamos el nacimiento de un rey recién nacido que veía las primeras luces de este mundo en un humilde portal en Belén. Nos uníamos a los pastores de aquél rincón y un ángel anunciador para anunciar con felicidad que había nacido el Hijo de Dios.

Acaba de nacer y ya pensamos en que rememore esa dura Pasión que le llevo a la muerte en el madero del Gólgota. Esa muerte venía cargada de vida con una resurrección y una vida eterna con todo aquél que siga su camino.
Por eso, aquí seguimos y volvemos alabarlo. Anunciamos su muerte, proclamamos su resurrección, Jesús vuelve a estar con nosotros, los cofrades estamos deseosos de verlo volver a nuestras calles.
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