sábado, 4 de julio de 2015

Hoy se bendice un crucificado de Ruíz Montes para la parroquia de San Miguel de Miramar

Hoy sábado, día 4 de julio, a las 20.00 horas, en la parroquia de San Miguel de Miramar, sita en la calle San Vicente de Paúl, número 20, de Málaga, se bendecirá una nueva imagen de Cristo. Se trata del Crucificado de la Misericordia, obra del escultor malagueño José María Ruiz Montes.




Memoria descriptiva del Santísimo Cristo de la Misericordia


Cristo: Realizado en madera de cedro policromada al óleo, con unas medidas generales de 2,10 cm. de longitud y 1,92 cm. de ancho Cruz: madera de cedro policromada con anilinas, con medidas 4,27 cm. de longitud y 2,30 cm. de ancho. Otros elementos, como el cartel del INRI y el ‘suppedaneum,’ están realizados igualmente en la misma madera de cedro. Posee, además, un nimbo, ejecutado en bronce en su color. El proceso de la obra se podría dividir en cuatro parte diferenciadas: Creación en el papel, creación en el barro, la madera y la policromía: -La primera: ‘Creación’; bocetos en papel con distintos apuntes en modo de búsquedas hasta llegar al definitivo antes de comenzar la próxima fase. -La segunda: incluida también en la fase creativa, se pasaría al primer estudio de volúmenes en tres dimensiones, realizando una maqueta de pequeño formato de unos 40 cm., en la que se pasaría, a continuación, al modelado a escala 1-2. Aquí se hace un estudio concienzudo de proporciones de formas a través del comportamiento de la anatomía y el tratamiento de las telas, cabellos y otros elementos, utilizando modelo del natural para dicha fase. Aquí ya se piensa en las dimensiones definitivas y de los efectos que se desea causar al espectador según su visión que va a tener la obra. -La tercera: sería la fase definitiva de la imagen, en la que se pasa a tallar la madera en un proceso de cubicaje y ensamblado, pasando por los desbastados hasta la fase de modelado fino en el material lignario. -La cuarta: los acabados. Llegando en proceso de preparación previa de la superficie pasando por el encintado y estucado, y dejando la superficie preparada para la finalización en el color, con unas bases previas de color a modo de bases al óleo, pasando a su tonalidades y texturas creando unos efectos y calidades que en definitiva culmina en un todo, desde su inicios en los búsquedas y bosquejos hasta el último toque de pincel en el rostro. La imagen de un Crucificado siempre es una gran oportunidad de aprender disfrutando de la pura esencia de la ‘escultura’, donde deja latentes al descubierto las capacidades más profundas de un escultor, viéndose la altura del talento constructivo-compositivo, y fundamentalmente sumamente importante es la ‘anatomía’, donde se deja ver la sensibilidad del conocimiento del cuerpo humano en toda su belleza natural, a base de volúmenes potentes y a su vez entremezclado sutilezas imperceptibles, pero que son fundamentales para que la obra adquiera una plasticidad fuera de lo convencional, teniendo consigo lógicamente todo ello desde su inicios, un tiempo de elaboración considerable. Pero es indudable que para un escultor que a su vez es creyente, es una posibilidad para adentrarse más aún en profundidad y así alimentar el conocimiento y el alma sobre la teología a través del sacrificio de Jesucristo en la Cruz. El cuerpo del Crucificado muestra ambigüedades tensionales en su anatomía, contando que el cuerpo humano reacciona con convulsiones por la fuerte posición en el que se encuentra , atenazado de pies y manos en el que la gravedad en vertical del cuerpo agota todo el sistema nervioso y muscular dando incluso fuertes convulsiones, pero por una parte intentando que en su rostro este plasmado con un semblante sereno dentro del sufrimiento patentes, que exprese calma y diálogo, al igual que en sus manos, que al contrario pero siempre buscando una línea de unión en el conjunto, se palpa la tensión en sus miembros superiores, de notándose en especial en los antebrazos en la zona branquial, en los flexores radial del carpo , con todo una fuerte inflamación venosa y arterial en el que pasando al brazo con la tensión plasmada en los biceps branquiales, al igual que la masa pectoral, y en el que toda la zona torácica se percibe toda esa fuete posición mezclado por la falta de oxígeno. Todas las constantes rectratibilidades se ven realizadas en los miembros inferiores muslos y piernas donde hay mayor énfasis en la zona izquierda, la pierna queda tapada y apoya el peso del cuerpo en mayor porcentaje sobre el ‘suppedaneum’, creando a su vez con la línea diagonal de la pelvis sobre el horizonte, en definitiva dando una línea ‘serpentinata’ al conjunto junto al pecho y hombros, en el que la zona del conjunto de cuadriceps, el recto anterior y en los vastos interno y externo, que en éste caso contraen y al igual que en la zona anterior del cuerpo en general, como espalda y miembros inferiores y brazos parte superior, se refleja la contracción muscular. El mensaje evangélico que representa la obra es en el instante que Jesús dentro de la siete palabra en la Cruz, se dirige a San Juan y a su Madre: "HABIENDO MIRADO JESÚS A SU MADRE Y EL DISCIPULO QUE ÉL AMABA, EL CUAL ESTABA ALLÍ, DICE A SU MADRE, MUJER AHI TIENES A TU HIJO, DESPUÉS DICE AL DISCIPULO, AHÍ TIENES A TU MADRE. Y DESDE ESTE PUNTO ENCARGOSE DE ELLA EL DISCIPULO, Y LA TUVO CONSIGO EN SU CASA. San Juan 19, 26-28. Con esta conversación del Señor con su discípulo amado y su madre bendita, intento expresar la ‘Fraternidad’ entre los seres humanos que debería de existir, Cristo nos entrega a su Madre y Juan nos representa a todos nosotros, toda la humanidad y simboliza así que María es la Madre de todos nosotros que también nos acoge en su infinita Misericordia.

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