
Toda la
superficie del manto es ocupada por una serie de tallos vegetales en espiral,
alineados unos con otros, y alternándose los grandes con los más pequeños. Los
tallos van entrelazados, y albergan en sus centros por un lado elementos
florales únicos de gran tamaño para las espirales más pequeñas, y por otro lado
ramos de flores para las espirales grandes. Los motivos florales elegidos son
siempre simbólicos y relacionados con las distintas virtudes de la Virgen:
Rosas, tulipanes, azucenas, amapolas, lirios… Situados estratégicamente siete
vanos, sustituyendo a otros tantos espirales, acogen distintos símbolos de
María: El sol, la luna, cuatro estrellas y, presidiendo el centro del manto, el
atributo titular de la advocación: el corazón traspasado por los siete puñales.
De cada uno de estos siete elementos parten rayos que ocupan casi la totalidad
de la superficie. Asimismo, de la testa de la imagen partirá otro juego de
rayos. El diseño tiene la particularidad que no es del todo simétrico: el eje
central está compuesto por varias espirales alineadas, otorgando un ritmo
inusual al conjunto.
La Archicofradía pedirá presupuestos y decidirá próximamente el taller que ejecutará la obra, a continuación lo llevará a cabildo de hermanos.
Fuente:Dolores de San Juan
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