
La pintura lleva la firma de Francisco Naranjo Beltrán que como bien indicaba la presentadora de la obra en su intervención, Francisca Carrasco “se centra en cuatro elementos primordiales y destacables; la fachada de la ermita como casa del cofrade, el incienso de procesión y su olor, los capirotes verdes sobre los que dijo, "el verde, siempre el verde preso en nuestras pupilas rebosantes de esperanza" y como no podía ser de otra forma, el Señor del Convento sobre círculos concéntricos que representan la perfección y la eternidad, símbolos del triunfo sobre la cruz”.
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