Por cien años más como los
transcurridos hasta ahora, por el sentimiento y la pasión que estos
congregantes han puesto a lo largo de su ya centenaria historia para llegar
hasta aquí.
Esta celebración ha aportado al cofrade, otra forma de contemplar a
la Congregación, que poco ha tenido que ver con la jornada del Jueves Santo, de
esa bulla que sólo deja verlos desde la quinta fila, pero que ahora también ha
sabido aglutinar a miles de personas a su paso. Todo lo dicen ellos, sus
Sagrados Titulares, su conexión con congregantes, cofrades y malagueños ha
quedado escrito en cada esquina de su recorrido han atrapado a todo el que se
ha acercado a su encuentro.
A la Congregación de Mena le tocaba
en suerte el pasado sábado poner el broche a un año de extraordinarias y a
cortar la cinta de un año que pasará a la historia para los de Santo Domingo
que precisamente también concluirá en la Catedral con la Coronación Canónica de
su Madre de la Soledad. Tanto la ida como la vuelta han sido momentos para
disfrutar de su puesta en la calle, como dijeron sus pregoneros en el
Cervantes, "Mena es Mena" y así lo han demostrado.
Por la mañana en la Eucaristía
que cerraba el Triduo de la Catedral y en el que se entregaron los
nombramientos de padrinazgo y madrinazgo de la Coronación Canónica, el Vicario
General y congregante de Mena, Rvdo. José Manuel Ferrary dejaba en su homilía
hondas reflexiones acerca de los Titulares de la corporación, decía así: "A lo
largo de todos estos años, la vida y la muerte de miles de hombres y mujeres
han quedado asociadas a la vida y a la buena muerte del Señor, siendo
sostenidos por Nuestra Señora de la Soledad. Han sido muchos los que han
encontrado en el himno del ‘Novio de la muerte’ el santo y seña de la
Congregación de Mena, y por medio del mismo un modo de incorporación, de
identificación cargada de afecto, a la imagen de un crucificado que entrega su
vida por todos nosotros; muchos son los que han aprendido, cantándolo, a
contemplar a su imagen y a celebrar sus cultos y a saber que no es importante
el vivir o el morir, sino el vivir en Cristo o el morir en Cristo".
A las seis y media de la tarde se
iniciaba la procesión de regreso, una escuadra legionaria tras la cruz guía,
precedía a los hermanos de vela, tras ellos la presidencia con representantes
de la Legíon y la Armada junto al clero y la junta de gobierno de la Congregación,
tras el trono unos marinos acompañaban a su Madre justo delante de la Banda de
la Paz que una vez más ha demostrado el alto nivel en el que se encuentra. El
trono del Cristo de la Buena Muerte acogió al pie de la cruz a Nuestra Señora
de la Soledad a modo de "Stabat Mater", el crucificado de Palma
también se encargó de regalar otra imagen inédita sin la corona de espinas
habitual de cada Jueves Santo. Tampoco nos tiene acostumbrados la Congregación
a un recorrido que les llevo por calles como San Agustín, todo ello permitido
por la ausencia de dos varales que estrecharon la longitud del trono para salir
desde la Catedral. Dos turnos de portadores con túnicas conmemorativas portaron
a ambas imágenes que llegarían cumpliendo el horario fijado a su templo, a la
Parroquia de Santo Domingo donde concluyeron una semana para recordar mucho
tiempo y volviendo a la estampa antigua de su encierro en el templo dominico.
San Agustín, después sería la
Plaza del Obispo, Larios, la Plaza de la Constitución y la llegada a su templo
por entornos poco habituales pero muy dignos para su procesionar. Algunas
tímidas gotas saludaron al cortejo procesional en calle Larios, poco tardarían
en marcharse, cien años no se cumplen todos los días. Muy acertada la cruceta, no
era fácil elegir para esta improvisada disposición, bien ideada por la
Congregación y bien ejecutada por los jóvenes músicos de la Paz. Entre los
estrenos que ya se escucharon en el Teatro Cervantes, "Centenario de Mena", de José Manuel Castelló, capitán
músico del Ejército del Aire, y "Centenario", de José Antonio Molero.
A la cita no pudo faltar ni "El Novio de la Muerte" interpretado por
hombres de trono y público y la "Sale Marinera" fueron las dos piezas
que junto a los estrenos y al Himno Nacional llevaron al trono hasta el
interior de Santo Domingo. Concluye un Centenario, se inicia una Coronación
Canónica, será sin duda el primer hito y quizás de los más importante, permitan
el atrevimiento, de su segunda centuria.
Mena
fue Mena y seguirá siendo siempre Mena.
Foto:MiPropioSentir
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