A coro fue dicho por sus dos pregoneros y por todo el Teatro Cervantes,
el tópico se hace realidad, era jueves, no santo pero casi. Se cumplían cien
años y la voz y los sentimientos de dos congregantes, cada uno de una época
hicieron transportar a los presentes y a los cientos de cofrades que los
seguían por los medios de comunicación a una procesión centenaria con gente de
entonces y de ahora y como se hacen las cosas en Mena, porque como bien dijeron
Ramón Gómez Ravassa y Manuel García: "Mena es Mena".
Hoy las emociones llegan a las calles, tras un Triduo que quedará para la
historia el patio de los Naranjos se inundará del fervor que hace cien años ya
profesaban estas dos fraternidades que decidieron unirse para remar juntas y hacer historia. Y
así lo harán, en un mismo trono, en el del Cristo pero también en el trono del
tiempo y de los sentimientos, que mejor colofón que llegar hasta Santo Domingo
para culminar unos actos que no acaban aquí, que acabaran en junio próximo con
la mayor distinción mariana que otorga la Iglesia a una imagen de la Madre de Jesús,
una Coronación Canónica.
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