En aquella época apareció un decreto del emperador
Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el mundo. Este primer
censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba la Siria. Y cada uno iba a
inscribirse a su ciudad de origen. José, que pertenecía a la familia de David, salió
de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de
David, para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada.
Mientras se encontraban en Belén, le llegó el
tiempo de ser madre; y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo
envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos
en el albergue. En esa región acampaban unos pastores, que
vigilaban por turno sus rebaños durante la noche.
De pronto, se les apareció el Ángel del Señor y la
gloria del Señor los envolvió con su luz. Ellos sintieron un gran temor, pero
el Ángel les dijo: "No teman, porque les traigo una buena noticia, una
gran alegría para todo el pueblo:
Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un
Salvador, que es el Mesías, el Señor. Y esto les servirá de señal:
encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un
pesebre".
Evangelio según San Lucas 2,1-14.
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