Hoy sábado, día 4 de julio, a
las 20.00 horas, en la parroquia de San Miguel de Miramar, sita en la calle San
Vicente de Paúl, número 20, de Málaga, se bendecirá una nueva imagen de Cristo.
Se trata del Crucificado de la Misericordia, obra del escultor malagueño José
María Ruiz Montes.
Memoria descriptiva del Santísimo
Cristo de la Misericordia
Cristo: Realizado en madera de
cedro policromada al óleo, con unas medidas generales de 2,10 cm. de longitud y
1,92 cm. de ancho Cruz: madera de cedro policromada con anilinas, con medidas
4,27 cm. de longitud y 2,30 cm. de ancho. Otros elementos, como el cartel del
INRI y el ‘suppedaneum,’ están realizados igualmente en la misma madera de
cedro. Posee, además, un nimbo, ejecutado en bronce en su color. El proceso de
la obra se podría dividir en cuatro parte diferenciadas: Creación en el papel,
creación en el barro, la madera y la policromía: -La primera: ‘Creación’;
bocetos en papel con distintos apuntes en modo de búsquedas hasta llegar al
definitivo antes de comenzar la próxima fase. -La segunda: incluida también en
la fase creativa, se pasaría al primer estudio de volúmenes en tres
dimensiones, realizando una maqueta de pequeño formato de unos 40 cm., en la
que se pasaría, a continuación, al modelado a escala 1-2. Aquí se hace un estudio
concienzudo de proporciones de formas a través del comportamiento de la
anatomía y el tratamiento de las telas, cabellos y otros elementos, utilizando
modelo del natural para dicha fase. Aquí ya se piensa en las dimensiones
definitivas y de los efectos que se desea causar al espectador según su visión
que va a tener la obra. -La tercera: sería la fase definitiva de la imagen, en
la que se pasa a tallar la madera en un proceso de cubicaje y ensamblado,
pasando por los desbastados hasta la fase de modelado fino en el material
lignario. -La cuarta: los acabados. Llegando en proceso de preparación previa
de la superficie pasando por el encintado y estucado, y dejando la superficie
preparada para la finalización en el color, con unas bases previas de color a
modo de bases al óleo, pasando a su tonalidades y texturas creando unos efectos
y calidades que en definitiva culmina en un todo, desde su inicios en los
búsquedas y bosquejos hasta el último toque de pincel en el rostro. La imagen
de un Crucificado siempre es una gran oportunidad de aprender disfrutando de la
pura esencia de la ‘escultura’, donde deja latentes al descubierto las
capacidades más profundas de un escultor, viéndose la altura del talento
constructivo-compositivo, y fundamentalmente sumamente importante es la
‘anatomía’, donde se deja ver la sensibilidad del conocimiento del cuerpo
humano en toda su belleza natural, a base de volúmenes potentes y a su vez
entremezclado sutilezas imperceptibles, pero que son fundamentales para que la
obra adquiera una plasticidad fuera de lo convencional, teniendo consigo
lógicamente todo ello desde su inicios, un tiempo de elaboración considerable.
Pero es indudable que para un escultor que a su vez es creyente, es una
posibilidad para adentrarse más aún en profundidad y así alimentar el
conocimiento y el alma sobre la teología a través del sacrificio de Jesucristo
en la Cruz. El cuerpo del Crucificado muestra ambigüedades tensionales en su
anatomía, contando que el cuerpo humano reacciona con convulsiones por la
fuerte posición en el que se encuentra , atenazado de pies y manos en el que la
gravedad en vertical del cuerpo agota todo el sistema nervioso y muscular dando
incluso fuertes convulsiones, pero por una parte intentando que en su rostro
este plasmado con un semblante sereno dentro del sufrimiento patentes, que
exprese calma y diálogo, al igual que en sus manos, que al contrario pero
siempre buscando una línea de unión en el conjunto, se palpa la tensión en sus
miembros superiores, de notándose en especial en los antebrazos en la zona
branquial, en los flexores radial del carpo , con todo una fuerte inflamación
venosa y arterial en el que pasando al brazo con la tensión plasmada en los
biceps branquiales, al igual que la masa pectoral, y en el que toda la zona
torácica se percibe toda esa fuete posición mezclado por la falta de oxígeno.
Todas las constantes rectratibilidades se ven realizadas en los miembros
inferiores muslos y piernas donde hay mayor énfasis en la zona izquierda, la
pierna queda tapada y apoya el peso del cuerpo en mayor porcentaje sobre el
‘suppedaneum’, creando a su vez con la línea diagonal de la pelvis sobre el
horizonte, en definitiva dando una línea ‘serpentinata’ al conjunto junto al
pecho y hombros, en el que la zona del conjunto de cuadriceps, el recto
anterior y en los vastos interno y externo, que en éste caso contraen y al
igual que en la zona anterior del cuerpo en general, como espalda y miembros
inferiores y brazos parte superior, se refleja la contracción muscular. El
mensaje evangélico que representa la obra es en el instante que Jesús dentro de
la siete palabra en la Cruz, se dirige a San Juan y a su Madre: "HABIENDO
MIRADO JESÚS A SU MADRE Y EL DISCIPULO QUE ÉL AMABA, EL CUAL ESTABA ALLÍ, DICE
A SU MADRE, MUJER AHI TIENES A TU HIJO, DESPUÉS DICE AL DISCIPULO, AHÍ TIENES A
TU MADRE. Y DESDE ESTE PUNTO ENCARGOSE DE ELLA EL DISCIPULO, Y LA TUVO CONSIGO
EN SU CASA. San Juan 19, 26-28. Con esta conversación del Señor con su
discípulo amado y su madre bendita, intento expresar la ‘Fraternidad’ entre los
seres humanos que debería de existir, Cristo nos entrega a su Madre y Juan nos
representa a todos nosotros, toda la humanidad y simboliza así que María es la
Madre de todos nosotros que también nos acoge en su infinita Misericordia.
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