La liturgia marca el Miércoles de
Ceniza como el inicio de la Cuaresma, pero en Málaga una de las citas más
esperadas e indispensables es el Vía Crucis de antorchas que celebra cada
primer sábado de Cuaresma la Hermandad del Monte Calvario.
Resulta obligado acercarse a las
puertas del Santuario de la Victoria para acompañar al Yacente hasta su capilla
recorriendo las estaciones que representan los último momentos del Señor. Un
Vía Crucis de otro tiempo, una llamada a la reflexión y a la realidad de la
propia cuaresma y el ser cofrades.
Minutos antes de las nueves
partía el Yacente de Eslava desde el interior de la Victoria, tras el último
día de Quinario celebrado. Abría paso ante la multitud congregada a las puertas
del templo el muñidor y tras este la Cruz Guía. Una capilla musical acompañaba
el cortejo elegantemente distribuido. El Cristo marchaba sobre un catafalco que
descansaba sobre unas andas que contenían la inscripción latina: "Christus
factus est pro nobis obediens usque ad mortem mortem autem crucis", que viene
a recordar un fragmento de la carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses que
dice así: "Cristo fue obediente por nosotros hasta la muerte y una muerte
de cruz".
En la subida el silencio sólo era
roto por el rezo de las estaciones, y la oscuridad sólo era vencida por las
velas y antorchas que alumbraban la llegada del Señor al que iluminaban faroles
de la Sagrada Mortaja.
Pasadas las diez y media de la
noche del sábado concluía el ejercicio del Vía Crucis en la ermita. Los cultos concluirían
en la mañana de ayer con la Función Principal en su honor y la posterior
presentación de la novena edición del cartel de la "Juventud del Calvario"
obra de Ignacio Blanco Peralta y fue presentado por el hermano Manuel Tello
Valverde.
Foto:AzulyPlata
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