El Santísimo Cristo de los
Milagros acercó la Cuaresma a las calles de una ciudad que ya la espera en
breves semanas. Setenta y cinco años después de ser bendecido las naves de San
Felipe Neri volvieron a ver al crucificado de los Milagros.
Miles de malagueños eran los que
el pasado sábado se arremolinaban en torno al cortejo que lo llevo desde las inmediaciones
de San Felipe Neri, desde la calle Guerrero donde fue entronizado tras la
Eucaristía que presidió el Obispo de la Diócesis, hasta su casa hermandad junto a
la ermita que lo cobija junto a su Madre de la Amargura. Entornos inéditos como Madre de
Dios, Plaza de la Merced, Alcazabilla o Santa María contemplaron ayer al
crucificado de Palma Burgos.
Tras la cruz guía de la corporación, la banda de cornetas y tambores de Jesús Cautivo, y corporaciones de pasión con su guión acompañaron a los cofrades de la calle Mármoles. Hermanos con vela iluminaron el caminar del crucificado, tras ellos representaciones de la Agrupación de Cofradías y del arma de Caballeria, cuerpo vinculado a la hermandad, junto a miembros del clero malagueño y de la junta rectora de la propia cofradía precedían el trono, obra de Manuel de los Rios, que estrenó también estampa, sin faroles y sin la peana habitual de cada Jueves Santo. Portado en dos turnos por hombres con traje de chaqueta, el trono lucía un monte de corcho, con flores moradas y cardos. En Madre de Dios fue recibido por los hermanos rocieros de La Caleta al son de pitos y tamboriles, en Alcazabilla en la casa hermandad de Estudiantes pudo escucharse una colombiana en su honor. Le siguieron los aplausos y las emociones en cada una de las calles, Málaga demostró a este crucificado la devoción al hijo de una Madre Coronada como es la Amargura y que recibe a un reguero de fieles en su ermita callejera.
Eran las 23:20 horas cuando hacia
entrada en el salón de tronos de su casa hermandad tras un emotivo encierro al
que no faltó el popular pulso de los hermanos zamarrilleros. 75 años después el
Santísimo Cristo de los Milagros se citó con la historia. El taller del
Cobertizo del Conde y la Iglesia de San Felipe Neri fueron los lugares que le
vieron nacer de las manos de un genio que el sábado se sentiría orgulloso desde
el cielo viendo procesionar a su primer crucificado.
Foto:AzulyPlata
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