Volvió a despuntar el alba en
antiguas calles que se resisten a perder el encanto de otros días, macetas y
mantones cuelgan de sus balcones en una jornada festiva, y es que cuando los
relojes marcaban las 7, el trono de traslado que portaba a Jesús Cautivo y
María Santísima de la Trinidad aparecía en el dintel de la Iglesia de San
Pablo, de esta forma un año después le devolvía la visita a todos los que durante
los últimos trescientos sesenta y cinco días se han aferrado a su reja a pedir
súplicas desesperadas o agradecer favores.
Se iniciaba la misa de alba presidida
por el Obispo de la Diócesis acompañado por numerosos sacerdotes entre ellos el
Vicario, el Delegado Episcopal de Hermandades y Cofradías, el Párroco de San
Pablo y el Delegado de Medios del Obispado y pregonero de la Semana Santa de
este año, Rafael Pérez Pallarés. Multitudinaria celebración que concluía en
torno a las 8 de la mañana con el canto de saetas y el inicio de la procesión
de traslado. En la misa estuvieron presentes el alcalde de la ciudad, la
rectora de la Universidad de Málaga, el Subdelegado del Gobierno en Málaga,
presidente de la Agrupación de Cofradías y demás representantes civiles y
militares de la ciudad y del cuerpo de Regulares.
Miradas ansiosas por contemplar
al Señor de la túnica blanca y su Madre trinitaria repletos de claveles, así
esperan los enfermos ingresados en el Hospital Civil, y que sean sus propios
médicos y trabajadores del centro los que se los hagan llegar antes de recibir
la medalla corporativa bendecidas para la ocasión. Tras el rezo y el canto de
saetas los tronos retoman su itinerario camino de la casa hermandad ante el
gentío congregado en las calles que no se quieren perder el momento, mientras
los claveles siguen ocultando las divinas efigies de los titulares trinitarios.
Con el calor de una ciudad entera
volvieron camino de calle Trinidad a los sones de sus dos formaciones musicales
la de Cornetas y Tambores de Jesús Cautivo y la Banda “Trinidad Sinfónica”. Los
hermanos del Santo Traslado y la Soledad de San Pablo los esperaban con las
puertas de su casa abiertas ya lo habían hecho en la mañana los rocieros que
también tienen su sede en la arteria trinitaria.
Se encerró el trono de traslado
en la casa hermandad en torno a la una del mediodía dejando un enorme reguero
de emociones por las calles del barrio que espera todo un año para vivir este
día. Fue al poco tiempo cuando comenzó a llover, esta vez la temida lluvia dio
tregua al Señor de la túnica blanca y su bendita Madre. Sólo queda esperar a
que sean las ocho de la tarde del próximo Lunes y la cruz guía se ponga en la
calle. Málaga le esperará al otro lado del puente, en la Alameda o en la
Tribuna de los Pobres.
Foto:José María Vera
Javier Cebreros
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