En la campana de su trono quedaron para siempre grabadas estas palabras, “Paso a la Vírgen de los Dolores, la del Puente” y nunca mejor dicho parece que fueron las mismas que Ella, la divina señora de los viejos Percheles pronunció para que se abrieran las puertas de la Catedral para volver a su capilla tras ser coronada por Málaga. Acontecimiento histórico para Málaga, para su Semana Santa y para esa joven cofradía que había resurgido en torno a la Dolorosa dieciochesca.
Colmado de incienso estaba el patio de los Naranjos, faltaba el azahar de las noches de Lunes Santo, y con trono antequerano la Señora de los Dolores volvía a su capilla para reencontrarse con la mujer que le suplicaba por sus males, y con el Hijo que una vela le encendió; con la abuela desesperada o con el llanto de aquella joven. Volvía a su Perchel, a su Santo Domingo, a la capilla que su hermana Esperanza le labró. Una devoción de siglos al lado de un puente, primero en una orilla y después en la otra pero siempre velando por aquellos que atribulados en su vida acudían a ese puente de devoción malagueño hacia los cielos.
Hoy es celebrado en Santo Domingo este día, y María luce sus mejores galas para celebrar el VII Aniversario de su Coronación Canónica, por unos instantes dejará su capilla callejera icono de la devoción de un barrio para presidir la Eucaristía.
Foto:agrupaciondecofradias.com
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