La primera piedra fue colocada el 3 de marzo del año 1720 en la entonces plaza de los Canteros, junto a la calle Gaona. La construcción de su primitiva capilla, lo que en la actualidad es el presbiterio, fue encargada por un personaje de la nobleza malagueña, Antonio Tomás Guerrero Coronado y Zapata, el segundo conde de Buenavista.
Desde entonces, la iglesia de San Felipe Neri ha sido el resultado de muchas ampliaciones y reformas desde que se levantó esta primera capilla, cuya obra se atribuye al arquitecto Felipe de Unzurrúnzaga. Y también las entrañas del templo del XVIII han padecido los efectos nocivos del paso de los años y los siglos.
Los problemas de humedades han sido el verdadero talón de Aquiles de la parroquia, que han perjudicado de forma notoria el suelo y las paredes tanto de la parte baja de la capilla primitiva, que popularmente se conoce como cripta, como de la nave elíptica de este templo barroco.
Al respecto, el arquitecto técnico del Obispado y responsable de las obras, Pablo Pastor, comentó que la concentración de humedad en la parte baja de la iglesia era tal que habitualmente había una bomba sacando agua hacia fuera. «El suelo y las paredes de todo el templo estaban muy deteriorados y con estas obras se terminarán estos problemas», agregó.
Por ello, el Obispado de Málaga decidió ponerse manos a la obra y devolver el esplendor original a esta iglesia barroca, situada en la céntrica calle Parras, y llevar a cabo una rehabilitación integral en el interior del templo malagueño. Desde el pasado mes de septiembre se ha cerrado al culto hasta que duren los trabajos, cuyo plazo de ejecución previsto es de ocho a diez meses.
Esta intervención en el interior de San Felipe Neri está presupuestada en más de 370.000 euros, de los que el Ayuntamiento de Málaga aportará 143.000 a través de la Oficina de Rehabilitación del Centro Histórico, dependiente del Instituto Municipal de la Vivienda, y el resto será financiado por la diócesis malagueña.
La empresa Obras y Restauraciones Picaso (ORP) se encarga de la ejecución las obras de restauración de la parroquia barroca, cuya ampliación de la primitiva capilla mediante la incorporación de un cuerpo elíptico con un atrio rectangular es obra del arquitecto José de Bada y su discípulo, Antonio Ramos. No obstante, el arquitecto José Martín de Aldehuela acabó la construcción en 1785 y cinco años más tarde realizaría el tabernáculo. En 1795 la culminación del mismo y del altar mayor fueron celebrados con una procesión para colocar al Santísimo en el citado altar.
Las obras en la zona de la nave elíptica, detalló Pastor, consisten en la eliminación de humedades de «capilaridad» y el revestimiento perimetral de la iglesia. Para ello, se ha levantado toda la solería antigua y se han picado las paredes para eliminar esta humedad. Los muros llevarán una capa de mortero de cal. Igualmente, para acabar con las filtraciones de agua se ha aplicado un sistema formado por unas bolsitas que contienen un producto aislante, que se conecta al muro a través de una cánula de plástico. «Este líquido penetra por los poros, los rellena y es un aislante muy eficaz», dijo el arquitecto técnico.
La solería que se colocará en la nave elíptica de la iglesia de San Felipe Neri será de mármol de color blanco, negro y rojo, mientras que la que se colocará en la parte baja será de ladrillo, imitando el enlosado original. Otra de las actuaciones más importantes será el acondicionamiento, saneamiento y eliminación de humedades de la cripta que existe debajo del altar mayor, para que en un futuro la parroquia pueda construir unos columbarios o se utilice como salones parroquiales. Este aislamiento se realizará a través de un tratamiento especial a base de un vaso de hormigón que evitará la entrada del agua.
Arqueología
Por otro lado, esta intervención en la cripta está a la espera de que la Junta de Andalucía dé el visto bueno de la vigilancia arqueológica que se ejecutó en meses anteriores, afirmó Pablo Pastor.
Esta estancia está presidida por una monumental columna que soporta toda la estructura de la capilla primitiva. Como el acceso a la parte baja es a través de la sacristía, para llevar a cabo estos trabajos se ha abierto un gran socavón en la nave elíptica para acceder al lugar, que se tapara finalmente cuando acaben las obras.
La parte baja de San Felipe Neri, en los años 70, se habilitó para salones parroquiales, lo que obligó a la retirada de los columbarios. Pero el mal estado de los muros y el suelo por culpa de las filtraciones de agua ha hecho imposible desarrollar esta labor religiosa, que podrá retomarse gracias a los nuevos arreglos.
El esplendor de San Felipe Neri lucirá aún más gracias a la colocación de una instalación eléctrica y una iluminación artística nuevas y la renovación de la pintura del interior del templo. También se restaurarán los canceles y la puerta de entrada de la iglesia.
Debido a estas obras, las cofradías que tienen su sede canónica en la iglesia de San Felipe Neri han trasladado a sus sagrados titulares a otros templos, para que reciban en estas parroquias culto provisional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario