Las sagradas imágenes de la Archicofradía de la Sangre llegaron en la mañana de ayer a la Parroquia de San Juan, lugar donde fijarán su residencia hasta la conclusión de las obras en su sede canónica.
El Crucificado de la Sangre fue portado a hombros por hermanos y San Juán y la Dolorosa de Consolación y Lágrimas en unas sencillas y pequeñas andas. Realizaron el recorrido más corto y fueron acompañados por decenas de cofrades y hermanos que no quisieron dejar sola a la Archicofradía del Miercoles Santo en su ida hasta San Juan.
Fotos: azulyplata
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