Desde que en 1987 diesen comienzo
los primeros pasos para la sustitución del antiguo trono de Cayetano González
–ante la imposibilidad de su ampliación– por otro de mayores dimensiones que lo
recreara y en el que además pudiese adaptarse el tradicional palio que suele
cubrir a las Dolorosas andaluzas, se tenía claro cual era su significado final:
el de representar a María como sagrario viviente de Cristo.
Siguiendo esta idea, Fernando Prini Betés ha ido desarrollando
y definiendo con el tiempo cada uno de los elementos que lo componen, de tal
manera que el trono constituye estéticamente un conjunto completo en el que
cada parte, por minúscula que parezca, tiene sentido propio y está pensado en
función de todos los demás.
Como es sabido, presenta un cajillo labrado en plata de ley a
partir de un sinuoso perfil mixtilíneo –resuelto mediante juegos de frontones
curvos y rotos, enfrentados y rematados en perillas, conteniendo robustas
volutas y “ces” junto a una contrastada yuxtaposición rítmica de frisos,
boceles y escocias.
El programa iconográfico está secuenciado en tres líneas
narrativas cuyo desarrollo temático se dispone en los siguientes espacios a
partir de diferentes constantes:
- Cartelas. Vida de María,
dividida a su vez en tres bloque temáticos
- Ornamentación. Especies
florales representativas de las Virtudes de María
- Letanías lauretanas.
Jubilosa apoteosis concepcionista que glorifica y exalta las excelencias de
María.
En este sentido y en aras de desarrollar la segunda de las
líneas narrativas, la ornamentación vegetal existente en todo el conjunto –con
independencia de la orfebrería y el bordado– cumple un doble papel: estético y
simbólico. De modo que suele entrelazarse en todo el conjunto con otros
elementos en tornapunta, anillos, tachuelas y “ces”, que se inspiran en el
amplio catálogo decorativo desarrollado por Cayetano González a lo largo de su
extensa obra.
Próximo a cumplirse (2018) el 25º aniversario de la primera
salida bajo palio dela dolorosa, Pasión va a comenzar a dar los pasos
necesarios para materializar la terminación de la fase de bordados de todo el
conjunto, tal y como se ha expuesto en el cabildo de hermanos celebrado en la
tarde de ayer. Con dicho motivo, Prini ha venido trabajando en los últimos
meses con tal de terminar de definir, en consonancia con el resto de los
elementos propios del trono, esta secuencia ornamental.
BAMBALINAS INTERIORES
Han sido proyectadas siguiendo el mismo juego rítmico de la
decoración de los exteriores, persiguiendo una mayor simplicidad estructural
con tal de dar sentido a los emblemas constituyentes de las letanías
lauretanas. Éstas presiden cada paño, orlándose su parte inferior a modo de
secuencia que sigue estéticamente el corte de la bambalina. Pequeñas palmetas
separan esos dichos motivos para a su vez sustentar unas estilizadas piñas,
identificativas de la fecundidad de María. El juego de estas flores junto a la
decoración vegetal son igualmente utilizadas para los paños en ochava,
conformando toda la línea visual de las bambalinas un elegante ‘todo’ continuo.
TECHO DE PALIO
Se compone de
un rectángulo en ochava en el que sobresalen visual y compositivamente tres
partes fundamentales:
- Una primera orla, simple, en la que descuella el
juego de granadas y hojas vegetales; conforman un habitual ritmo de entrantes y
salientes, presente tanto en el manto como en otras insignias.
- Una segunda orla, mucho más profusa e igualmente
inspirada en el variado ornamento del manto. En ésta, el protagonismo lo
alcanzan la estratégica disposición en los ángulos, centro de los lados menores
y hasta dos veces en los menores, de ánforas de cinco azucenas, entrelazadas
decorativamente por amplias “eses” vegetales que a su vez encierran las
referidas fecundas piñas.
- La tercera, conformada por un tachonado de piñas
y azucenas que permiten, en su centro, disponer una singular “gloria”.
La idea compositiva
para el diseño de esta última se inspira en las cartelas florales
barrocas, aunque armonizando su impronta con el resto del conjunto procesional.
Se ha pretendido crear un motivo original y completamente personal,
alusivo a la advocación del AMOR DOLOROSO y su trasfondo simbólico,
religioso y teológico.
Así se
ha ideado de nuevo cuño un motivo alegórico o "jeroglífico" del AMOR DOLOROSO
DE MARÍA, inspirado en la retórica de los libros de emblemas y empresas
del Barroco. En el centro del óvalo despunta un gran corazón alado,
símbolo del alma que vuela hacia Dios. En este caso específico, se refiere,
además, al propio corazón de la Virgen que asciende hacia Él, surcado
de un anillo cruzado de rosas y traspasado por un puñal representativo
de la profecía de Simeón referida por San Lucas, que sirve de
justificación al tema de la Transfixión de María y de fundamento evangélico
a la advocación de AMOR DOLOROSO.
Por encima de
la corona, emergen tres azucenas entre cardos, símbolo de la pureza
recogido en el Cantar de los Cantares: "como el lirio entre
los cardos es mi amada entre las doncellas". Sobrevolando el
corazón y las azucenas aparece un sol radiante con el Crismón
inscrito en él, que simboliza a Cristo: Sol Invencible, de Salud y
de Justicia. La inclusión de este motivo sobre el corazón de la
Virgen recuerda que Cristo es la única fuente, origen y consecuencia
de la que irradian los privilegios excepcionales de su Madre.
Entre el óvalo
y la cartela externa propiamente dicha aparece una banda con una
inscripción en letras capitales romanas con el texto de San
Buenaventura que dice: TE IPSVM DERELIQVISTI PROPTEM AMOREM GENERIS
HUMANI QVA REDEMPTIONE EIVS GAVDEO SED PASSIONE TVA AFFLIGOR; donde
el Doctor Seráfico pone en boca de la Virgen el siguiente lamento:
"Tú te has abandonado a ti mismo por amor del género humano,
al cual has querido redimir. De ello me alegro, aunque por tu Pasión
me aflijo". De esta manera, cobra todo su sentido el AMOR DOLOROSO
DE MARÍA, por cuanto no existe el AMOR sin DOLOR, ni el DOLOR compartido
sin la inmensidad del AMOR.
Fuente y fotos:Archicofradía de Pasión