La Dolorosa que procesiona cada
Viernes Santo a los pies del Santísimo Cristo del Amor estará presente en una
muestra dedicada a su autor, Fernando Ortíz en Osuna (Sevilla) con motivo del
tercer centenario del nacimiento del escultor malagueño (1716-1771). Por la
calidad de su obra y su impecable trayectoria Fernando Ortiz ha sido calificado
como uno de los escultores más relevantes de la España del XVIII y el más
notable en la Andalucía del momento. La muestra podrá ser visitada en la colegiata de Nuestra Señora de la Asunción y
monasterio de la Encarnación y Nuestra Señora de Trápana, en Osuna, desde el 18
de noviembre al 15 de enero de 2017.
Ortíz, fue nombrado Académico de Mérito
en Escultura de la Real Academia de San Fernando. En su producción destacan la
habilidad para conjugar la tradición castiza fundamentada en la producción de
Pedro de Mena con los vientos renovadores de la plástica cortesana, junto a una
depurada técnica y un exquisito sentido de la belleza. En los últimos tiempos
la crítica especialista va constatando el extraordinario talento de quien
derivó hacia el sur el influjo de ese Barroco clasicista de influencia europea.
Pese a su indudable valía, todavía carece de una monografía que calibre su
verdadera dimensión desde aquellos primeros estudios pioneros publicados a
partir de 1980 por José Luis Romero Torres. Un factor a tener en cuenta en
esta circunstancia ha sido la destrucción de gran parte de su producción en los
acontecimientos bélicos de 1931 y 1936. La mayoría de sus principales obras
realizadas para su ciudad natal fueron destruidas en mayo de 1931. Este es el
caso de la Virgen de la Soledad, la Virgen de la Paz,
el Santo Entierro y Jesús orando en el Huerto o
las que hizo para la parroquia de Teba, entre las que destaca la magnífica
imagen de San Sebastián. Sin embargo, en los últimos tiempos se han
producidos nuevas autorías y certeras atribuciones que empiezan a componer un
catálogo de obras considerable del artista.
La promoción de tal efeméride en la villa ducal de Osuna se
debe a la circunstancia de estar documentada la presencia del artista en dos
ocasiones. En 1756 había viajado a Madrid, donde permaneció algunos meses
trabajando en el taller del escultor italiano Giovanni Domenico Olivieri, donde
realizó un relieve en mármol blanco para el Palacio Real. Por entonces fue
nombrado Académico de Mérito en Escultura por la Real Academia de San Fernando.
Al poco tiempo regresó a su ciudad natal con el reconocimiento artístico y el
nombramiento de Interventor en mármoles y jaspes para la búsqueda de canteras
en Andalucía que pudieran suministrar material a las obras del palacio regio.
En el tercer año de su nombramiento viajó por el reino de Sevilla y por la
Sierra de Ronda. El 5 de junio de 1758 el escultor enviaba desde Sevilla un
informe a Baltasar de Elgueta y Vigil en el que le comentaba su visita a Osuna.
En la villa conoció a personas influyentes como a Cristóbal de Ubaldo Fernández
de Córdoba, que había estudiado en la Universidad de Osuna, en la que continuó
con diferentes cargos que alternó con su actividad sacerdotal. Entre otros
cargos fue vicario y visitador general del Arzobispado. El segundo contacto se
propició años más tarde, cuando la Orden de la Merced tomé la decisión de
celebrar el capítulo general de 1766 en Osuna. Para la ocasión el padre general,
el ursaonense Fray Miguel Ramón de San José, encargó al “insigne Artifice”
Fernando Ortiz una talla completa de la Virgen Comendadora, para
que presidiera el coro alto del convento de religiosos mercedarios. Con motivo
del conclave capitular el escultor pocos días antes llevó la imagen a la casa
de la Merced de la villa ducal. Sin duda el capítulo de la Orden y la fiesta
que se organizó a la llegada de la escultura desde Málaga eran ocasión propicia
para el artista donde poder contactar con potenciales clientes. Y más cuando,
tras su bendición, fue expuesta a la veneración del pueblo y, a petición de las
comunidades de religiosas, se trasladó en procesión general a todos los
conventos femeninos de la localidad. Es probable que a lo largo de aquellas dos
estancias se propiciasen los contactos y los encargos. De hecho, en la propia
villa, junto a la imagen de la Virgen de la Madre Comendadora, se
ha reconocido su gubia en el Santo Ecce Homo del Portaly en dos
esculturas de pequeño formato conservadas en el coro bajo del convento de las
madres concepcionistas: un San José con el Niño en brazosy un San
Juanito en el desierto. La existencia de todo este elenco convierte a la
localidad sevillana en uno de los lugares con mayor número de esculturas del
artista que conserven su policromía original y no hayan sufrido alteraciones.
El programa conmemorativo arrancó el 21 de noviembre de 2015
con una jornada que, bajo el título de “La restauración y puesta en valor de
una imagen devocional: el Santo Ecce Homo del Portal”, se celebró en la iglesia
de San Agustín. El segundo hito del programa se celebró entre los días 23 y 24
de abril de 2016 en el monasterio de la Encarnación y Nuestra Señora de
Trápana, coincidiendo con el “Año jubilar de Nuestra Santísima Madre de la
Merced, cauce de la misericordia de Dios”, preparatorio del DCCC Aniversario
(1218-2018) de la Fundación de la Orden Mercedaria. El acto coincidía con el
CCL Aniversario (1766-2016) de la llegada a Osuna de la escultura de la Madre
Comendadora, que actualmente preside el retablo mayor del monasterio. Finalmente,
entre todos los actos previstos en la conmemoración destaca la organización de
una exposición bajo el título “Fernando Ortiz en el tercer centenario de su
nacimiento”, que entre el 18 de noviembre de este año y el 15 enero de 2017 se
desarrollará simultáneamente en dos sedes. Esta exposición, cuyos comisarios
científicos son José Luis Romero Torres y Pedro Jaime Moreno de Soto,
será la primera con carácter monográfico realizada sobre el escultor y tiene
como objetivo valorar su evolución y verdadera magnitud artística, y
revalorizar y difundir su obra fuera del ámbito malagueño. Una de las sedes
será el Museo de Arte Sacro de la Colegiata de Nuestra Señora de la Asunción,
obra señera del Renacimiento español y referente turístico en el ámbito andaluz
en cuyo interior se pueden contemplar obras de los escultores Roque Balduque,
Juan de Mesa, Juan Martínez Montañés o José de Arce; los pintores Juan de
Zamora, Fernando de Esturmio, Luis de Morales o José de Ribera; o del platero
Pedro de Ribadeo. La otra sede será el monasterio de la Encarnación y Nuestra
Señora de Trápana, cuyo museo es una de las joyas conventuales del patrimonio
religioso de la localidad. El discurso expositivo girará en torno a la imagen
de la Madre Comendadora y las fiestas organizadas a su
llegada. De manera simultánea, dentro del programa previsto para el
tricentenario, en el claustro de las religiosas descalzas de monasterio de la
Encarnación se ha organizado la exposición “Barros andaluces (siglos XVI-XX)”,
cuyo comisariado está a cargo de Alfonso Pleguezuelo Hernández. En ella se
recrean distintos ambientes a través de piezas en barro que formaron parte de
la vida cotidiana andaluza entre los siglos XVI y XX, en sus distintas
vertientes como el trasporte, el almacenaje, la higiene, la cocina, etc. El
conjunto de obras expuestas pertenecen a la Colección Luis Porcuna Jurado. El
discurso se ve reforzado con la presencia de los extraordinarios zócalos de
cerámica sevillana del siglo XVIII que decoran todas las galerías del claustro.
En ellos aparecen multitud de escenas cotidianas con la presencia protagonista
de distintas piezas cerámicas.
Paralelamente, dentro de los actos conmemorativos del
tricentenario, se ha venido trabajando en una línea editorial. Sorprende que,
pese a la indudable valía del artista, hasta la fecha careciera de una
monografía que calibrara su verdadera dimensión desde aquellos primeros
estudios pioneros publicados a partir de 1980 por José Luis Romero Torres.
Un factor a tener en cuenta en esta circunstancia ha sido la destrucción de
gran parte de su producción en los acontecimientos bélicos de 1931 y 1936. La
mayoría de sus principales obras realizadas para su ciudad natal fueron
destruidas en mayo de 1931. Sin embargo, en los últimos tiempos se han
producidos nuevas autorías y certeras atribuciones que empiezan a componer un
catálogo de obras considerable del artista. Por ello, dentro de las iniciativas
que se insertan en los actos conmemorativos, el Patronato de Arte, en paralelo
a la edición de este catálogo, ha publicado la obra de José Luis Romero
Torres titulada Fernando Ortiz, un escultor andaluz del siglo XVIII.
Vida y obra de un artista malagueño del barroco (1716-1771). En este
trabajo, que recoge el resultado de sus investigaciones sobre el artista a lo
largo de cuatro décadas, se analiza el contexto social y artístico de su época
y los valores creativos que aportó a la escultura andaluza de su tiempo. Se
estudia además la iconografía de sus obras y su participación en la reforma de
algunas parroquias de la provincia de Málaga y su intervención en la catedral
malacitana. Se valora también la importancia de sus conocimientos técnicos
sobre la calidad de los materiales pétreos y se analizan los viajes que hizo
por Andalucía. Se completa el trabajo con el catálogo razonado de sus obras y
un corpus documental.
Fuente:Pedro Jaime Moreno de Soto y Cofradía del Amor y la Caridad
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