San Pedro le había invitado a
pasar, de pronto escucho una voz, no sabía si venía de la Alameda, de Méndez
Núñez o de Santo Domingo una noche de Jueves Santo, era su Cristo de la Buena
Muerte que le tendía su brazo para entrar en el cielo donde fue recibido por un
gran abrazo del Señor.
Cayetano Utrera marchó a la
morada eterna donde los cofrades de todos los tiempos tienen ahora tertulias
con el congregante de Mena. No saben si empezar a hablar de toros, de Málaga o
de fútbol pero estando tan cerca del Señor han preferido hablar de Semana
Santa.
Cayetano Utrera Ravassa nunca
pudo ser legionario, pero al recibir la pasada semana la llamada del Santísimo
Cristo de la Buena Muerte para que acudiera a sus pies, la atendió y marchó
ante Él valientemente. Desde allí ya le cuenta al Señor como sentimos en Málaga
esa semana de Dios.
Foto Cristo de la Buena Muerte: ElPretorio
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