Debo disculparme de esta gran familia de cofrades y de que no apareciera la crónica del pregón justo después de que tuviese lugar, ni la jornada grande de traslados. Como saben “Incienso y Varal” solo es una persona y los actos a los que se acuden en estos días se multiplican, pero no por eso debo olvidar a este gran número de cofrades que de cada rincón del planeta se acercan a estás líneas para oler a incienso y sentir un varal aunque sea en la distancia.
Esa cruz debe pesarle bastante, el quiere ser uno más y ya lo pide desde el atril del Cervantes. Pasarán muchos años y seguiré recordando la noche del pasado sábado en el Cervantes, no recuerdo algo parecido. Reí, lloré y soñé con cada línea de ese pregón de cine en el que los personajes que todos conocemos cada año en nuestras calles se hicieron protagonistas por una noche, esa es nuestra Semana Santa, esa es nuestra fe y esas son nuestras raíces y ya lo dice el pregonero más de una vez, un hombre sin raíces no es nada.
Le pusimos cara a Vaquerito, a Don Amadeo, a Pablito y a sus ganas de tocar el bombo, a Carmen a Gregorio y a tantos otros que hicieron realidad ese sueño que es nuestra Semana Santa. Estuvo a la altura, solo donde están los más grandes, bajó su pregón a la calle, a encontrarse con los suyos y nos invitó a vivir la Semana Santa desde el capillo y desde el anonimato todos somos iguales, nos unen nuestros Titulares vengamos de donde vengamos. Esa es la riqueza de nuestra tierra, la luz de nuestra fe y la ilusión de los que nos dejaron este legado infinito que es nuestra Semana Santa.
Banderas, ahora es Jose y deja sus papeles para hacerse un año más nazareno, para enamorarse aún más de su niña de San Juan, se presta a sacarla de paseo a su Málaga para que el azul del mar y la luz de esa mañana brillen en sus mejillas. Sueña con caminar bajo esa mole barroca que es el trono de la Reina de la Esperanza de ser un marinero más bajo su cajillo para llevarla a buen puerto cada Jueves Santo respirando aromas de romero y brisas marineras.
Jose es uno más, y cambia el balcón por venirse a la calle, te esperamos en cada calle, en cada esquina, porque sin duda toca felicitarte por esta maravilla de pregón, lo recordaré siempre.
Gracias Jose, gracias por todo, gracias por haber nacido en esta tierra y gracias por ser un cofrade más. Málaga está orgullosa de tenerte entre nosotros.
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