Gracias es la palabra con la que quiero iniciar esta carta, gracias por la confianza que me habéis otorgado para el mandato 2010-2014. Dar las gracias es un gesto lleno de emoción y es también la confirmación de mi compromiso de servicio a todos los que formamos esta gran familia de historia, presente y futuro que es la Archicofradía del Paso y la Esperanza.
La extraordinaria participación es una muestra inequívoca de la vitalidad y de la fuerza de nuestra hermandad. Cada archicofrade ha expresado su voluntad y estoy seguro de que lo ha hecho pensando en el mejor servicio al Nazareno del Paso y a la Madre de la Esperanza.
Mi ilusión y mis ganas de trabajar estos próximos años son tan grandes como las muchas muestras de apoyo y afecto que he recibido, especialmente estos días en los que en lo único que he pensado es en nuestros Titulares y en el bien de la hermandad. Me conocéis y ningún afán personal me mueve, sólo preservar el patrimonio secular de fe y de historia del que somos depositarios. El futuro es un proyecto que vamos a llenar de hechos y no de palabras, realidades como las que hemos conseguido en los cuatro años anteriores.
No soy dado al exceso verbal. Un refrán muy antiguo afirma que las palabras vuelan y los hechos permanecen. Las palabras crean el mundo, las palabras pueden ser manipuladas y transmitir una realidad falseada que lleva a la confusión y a la incertidumbre, las palabras pueden herir en lo más íntimo y también recubrir con falsos decorados el vacío, la nada. Nunca transitaré ese camino que es justo el opuesto a nuestra raíz de cristianos y de archicofrades. En nuestra vida las palabras son muy importantes porque debemos ser mensajeros de la Verdad, del Amor y de la Paz que toman forma sensible en nuestras advocaciones.
Nada cuesta hablar, lo difícil es demostrar con hechos, con obras, la vitalidad de la fe. Conocéis lo realizado en estos años y reitero que mi compromiso con los que más lo necesitan es el objetivo fundamental para esta nueva etapa tan difícil por la terrible realidad de la crisis. Ya transformé la Bolsa de Caridad en una Vocalía dependiente del Primer Teniente Hermano Mayor como corresponde a los tiempos en los que vivimos. Seguiremos en esta línea.
Nuestra labor en todos los terrenos en los que tenemos que actuar según los Estatutos se ha caracterizado por el trabajo constante y hasta silencioso, pero los resultados están para todo el que sin prejuicio interesado los quiera ver. Para mí tiene, en este sentido, un especial valor simbólico de lo realizado hasta ahora el retablo del Nazareno en la Plaza de la Constitución, este retablo es signo externo de lo que somos en la historia espiritual y material de Málaga; se trata de un peso gozoso que demanda el equilibrio justo entre la prudencia y la osadía.
La salud de la hermandad es excelente en todos los aspectos. Os animo a que este entusiasmo en la participación continúe en el futuro. Vamos a personalizar aún más la comunicación con los archicofrades. Mi gestión ha sido y seguirá siendo transparente en todos los terrenos. La dirección espiritual de nuestro Rector es un aval que muestra y demuestra que somos una comunidad cristiana comprometida con la realidad y que busca cada día su mayor perfección espiritual.
El horizonte es claro y prometedor, la singladura de los próximos años será prudente y renovada, serena y feliz. Tenemos grandes proyectos como el retablo y la remodelación de nuestra sede que debemos acometer dentro del contexto de dificultad al que me he referido.
Modificaré lo que sea necesario para que nuestra Archicofradía sea mejor en cada momento, para que la hermandad y la lealtad habiten cada vez más entre nosotros. Continuaré con la renovación sin rupturas que a nada bueno conducen. Los más jóvenes deben aprender de los que nos han precedido y adquirir mayores responsabilidades en la gobernación de la hermandad.
Siempre he practicado que no haya privilegios ni grupos en la Archicofradía. Todos somos iguales en el servicio y en la entrega al Dulce Nazareno y a la más hermosa de las Madres, la Virgen de la Esperanza, que ellos nos dirijan en la nueva etapa, que ellos nos ayuden y que nos protejan; que todo nuestro trabajo sea para su mayor gloria.
Manuel Harras Polonio
Hermano Mayor Electo
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